Historia

LOS ARCHIVOS ECLESIÁSTICOS DE MÉRIDA-BADAJOZ

Escasos son los datos que se conocen sobre el origen del archivo y su historia antigua. Los historiadores locales sitúan el nacimiento del archivo a la par que la reestructuración del obispado en el año de 1255, de la mano del primer obispo de la ciudad, fray Pedro Pérez. Este archivo no debió de ser muy amplio. Apenas poseemos información de él, siendo la mayoría de los documentos, que se guardan de esta primera etapa, del archivo catedralicio por aquello de que el obispo formaba parte del cabildo catedral. Sin lugar a duda, fue el Concilio de Trento (1545-1563) el que marcó un antes y un después en los archivos de la Iglesia, especialmente en los diocesanos, cuyas cláusulas determinaron la obligatoriedad de crear estas entidades en todas las diócesis[1].

Su localización originaria es desconocida, hasta donde tenemos constancia sabemos que se ubicaba en el interior del Palacio Episcopal, en el denominado “Almacén del Rey”. Este lugar fue consolidado en 1380 como sede episcopal, tras haber sido donado por el rey Juan I de Castilla a la Iglesia, durante el obispado de don Fernando Suárez de Figueroa (1379-1398)[2]. En esta sede se mantuvo hasta 1705; cuando, durante la Guerra de Sucesión, la explosión de un polvorín en el Palacio Episcopal reduce a cenizas numerosos legajos y daña la estructura del edificio. Ante esta situación, el obispo Marín de Rodezno manda trasladar el archivo a extramuros, alojándose junto con el obispado en un nuevo edificio situado en la calle que unía el Campo de San Francisco con el de San Juan, donado por doña Ana Márquez de Negrete[3].

“Licenciado provisor mando q[u]e se esponga por el archivero de esta audiencia el testimonio q[u]e se espide y q[u]e en el presente informe q[u]e así mismo se espide se lleven a firmar los autos para que se haga justicia. Luego lo notifiqué a Matias Sutil. / (Fol. 38 v.) En cump[limient]o del auto y teniendo pre[sen]te lo que se pide por d[o]ña Mensía de Arguello y Guzmán viuda de d[o]n Fernando de Ulloa en su pedimento de este día lo que puedo informar es que antes del sitio que padeció en el año de mil set[ezient]os y cinco estava el archivo en el de los papeles de este tribunal en el Palazio de los Il[ustrisi]mos se[ño]res obispos én él castillo de esta ciu[da]d y por haber caido una bomba en el y quemados y perdidos diferentes legajos dio providencia el Il[ustrisi]mo Se[ño]r obispo d[o]n Juan Marín de Rodezno que / (Fol. 39) entonces lo hera de este obispado se mudase a su palazio obispal que esta junto al Campo de San Fran[cis]co de esta ciu[da]d cuios papeles fueron aiudados para mi y Antonio Gomez Fabra que entonces hera archivero y haviéndose puesto en orden en este palazio en un quarto bajo de toda custodia y de estado en la misma todo el tiempo que fue dignísima autoridad de este obispado el Il[ustrisi]mo se[ño]r d[o]n Fran[cis]co Valero y Losa arzobispo que tambien fue de Toledo haviendo en dicho obispado el Il[ustrisi]mo d[o]n Pedro Franco de Lebanto y a pocos años de estar en este palazio y su obispado mando desocuoar el quarto que estaba hecho archivo y habiéndose mudado todos los papeles a otro quarto y estado sin orden ni composición se llevaron los papeles al quarto alto donde oy permanecen se esperimento que con la humedad / (Fol. 39 v.) del suelo se hizieron cenizas más de trescientos pleitos antiguos y modernos quedándose pegados y podridos al suelo, de suerte que no se pudo de d[ic]hos pleitos perdidos y podridos sacar de ellos mas que cenizas que se amasavan entre las manos y haviéndose puesto en d[ic]ho quarto alto no se a podido contestar en mas de diez años q[u]e paso con lo referido a aquel orden antiguo que tenian los papeles padeciendo total confusión y por Henero de este año los que havia en este, antiguos y modernos que heran muchos en cantidad se llevaron a dicho archivo con la voluntad de los señores Reyes y Principe e Infantes de España los quales se han puesto en el mismo. B[adajo]z, diziembre veinte y dos de mil sete[zient]tos y veinte y nueve. Juan Mesía Molano”.

AEME-BA. Fondo Diocesano. Leg. 16, nº 400

En estas dependencias suceden importantes cambios. En primer lugar, en 1707 fue nombrado archivero don Antonio Gómez Fabra. En segunda instancia, el obispo don Pedro Francisco de Levanto ordena el traslado del archivo de la planta baja a una superior, debido a la humedad que había en las instalaciones.

En el siglo XIX, en el contexto de la Revolución Francesa, el Obispado de Badajoz se vio rodeado de continuos ataques, siendo el archivo gravemente asaltado y provocando la pérdida de numerosos expedientes. Más tarde, la Guerra Civil Española no supuso para el archivo una gran pérdida documental; mientras que el mayor deterioro sufrido fue a causa del caos que se produjo de forma previa a la guerra, al intentar salvaguardar la documentación de posibles daños o hurtos durante este período.

En la segunda mitad del siglo XX (1965-1990) el archivo sufre cuatro traslados, buscando una ubicación con mejores condiciones para salvaguardar la documentación[4]. Entre los traslados se encuentran: del Antiguo Palacio Episcopal a la Sala Capitular de la Catedral de Badajoz; de la Catedral al nuevo Palacio Episcopal situado en la calle Obispo San Juan de Rivera, nº 13, en el que se localizaba la documentación en los sótanos del Obispado; y posteriormente a otras instalaciones dentro del mismo edificio para llevar a cabo obras de acomodación, con las que se pretendía acondicionar el lugar para la conservación de los documentos.

Transcurrido el tiempo, el Obispado adquiere la denominada Casa del Cordón (1995) en la calle Obispo San Juan de Ribera, nº 2, y, tras una restructuración, traslada allí sus dependencias. Esta nueva sede se convierte en el actual Palacio Arzobispal, asignándosele al archivo la parte sótano de la vivienda en 1996.

El siglo XXI llega como una etapa de importantes cambios para la Archidiócesis de Mérida-Badajoz y su archivo. En 2003 es nombrado arzobispo don Santiago García Aracil, cuyo interés por salvaguardar el patrimonio documental de la archidiócesis y ponerlo a disposición de la sociedad extremeña le llevó a unificar en el año 2006 los fondos diocesano y catedralicio, creando los Archivos Eclesiásticos de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, en la calle Obispo San Juan de Ribera nº 13. Realizadas las obras de adaptación de las instalaciones, en 2007 es inaugurado, coincidiendo la fecha con el XXIII Congreso Nacional de Archiveros de la Iglesia en España que se celebró en tierras extremeñas.

Los Archivos Eclesiásticos cuentan en la actualidad con cinco fondos documentales: Fondo Capitular, Fondo Diocesano, Fondo de la Orden de Alcántara, Fondo de la Orden de Santiago y en 2012, llegaron los Fondos Parroquiales. Están compuestos por aproximadamente 9.000 legajos, desde el siglo XIII hasta nuestros días.

Actualmente el Archivo acomete tareas de clasificación, inventariado y descripción de los fondos.

  1. Pérez Ortiz, G. “El Archivo Diocesano de Mérida-Badajoz: testamentario de la documentación conventual de la provincia de Badajoz desde el siglo XVI”. Revista de Estudios Extremeños, 64/1(2008), pp. 273-302.
  2. González Rodríguez, A. Historia de Badajoz, Badajoz: Universitas, 1999, pp. 189-190.
  3. Pérez Ortiz, G. Documentación conventual en el Archivo Diocesano de Mérida, Badajoz: confección de un sistema de información histórica (localización, análisis documental y gestión automatizada), Badajoz: Universidad de Extremadura. Servicio de Publicaciones, 2006, pp. 74-75.
  4. Cf. Montes, J.J. “Entrevista con don Eladio Méndez Venegas, Archivero Diocesano”. Revista Iglesia en Camino, 459(2002) contraportada.